Artículo publicado el 21/11/2008 Ultima reactualización 21/11/2008 13:05 TU
Los grandes constructores estadounidenses no se han salvado de la crisis mundial y han pedido al Gobierno que les ayude si no se quiere que los despidos sean masivos. Durante los últimos días la industria automotriz no ha logrado convencer a Washington de lo precario de su situación, y aunque la Casa Blanca afirma que no desea la quiebra de los grandes constructores exige condiciones.
Esta semana los ejecutivos de General Motors, Chrysler y Ford han comparecido ante el Congreso para buscar una salida a la crisis por la que atraviesan debido a la caída brutal de la venta de coches. Hasta ahora, han pedido sin éxito, pero se abre una vía: la presentación de un plan de viabilidad que podría suponer el desembolso por parte del Estado de 25.000 millones de dólares.
La tarea se presenta ruda, pues la portavoz de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, una demócrata, se ha mostrado cuando menos exigente: "hasta que no nos muestren su plan, no verán el dinero", afirmó. Pues no se trata de dar un cheque en blanco (fórmula empleada por los congresistas) a estas superempresas que durante años han acumulado grandes beneficios en un contexto de mercado favorable. Y es que la opinión pública ha expresado su descontento por las ayudas estatales a grandes grupos económicos.
General Motors, Chrysler y Ford quieren una parte del pastel del famoso plan de rescate financiero que se aprobó el mes pasado y juegan con la carta de los despidos. Si hay un colapso en el sector, aseguran que peligran más de dos millones de puestos de trabajo entre los empleados que trabajan directamente en la industria automotriz y los que dependen de ella. Los republicanos, por su parte, se oponen a que el paquete de ayudas a esta industria salga del plan Paulson destinado a los bancos y otras instituciones financieras.
Plan francés para ayudar a las empresas
Mientras, en Francia el presidente Nicolas Sarkozy anunció un plan estratégico de inversiones de 20.000 millones de euros (25.000 millones de dólares) para ayudar a las empresas de sectores clave que tengan dificultades. "Ya que los bancos no invierten, nosotros financiaremos", dijo Sarkozy.
Este fondo está destinado tanto a pequeñas como a grandes empresas, y tiene como objetivo que los grupos emblemáticos franceses que acucian los malos tiempos no pasen a manos extranjeras a través de las absorciones por otros grupos. En este alarde de proteccionismo, el mandatario francés dejó claro que no se ayudará a las empresas que no sean viables.
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17/02/2010 11:12 TU
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