Sesión del parlamento en Islandia, donde el Gobierno ha renunciado tras la bancarrota del país
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Tsunami, Perl Harbour, agujero negro son algunos de los calificativos que los especialistas utilizan para referirse a la crisis financiera, que si ya era la peor desde la gran depresión de los años 30, ahora se ha agudizado.

75 mil despidos fueron anunciados este lunes por 8 multinacionales del planeta. Estos recortes de plantilla afectan principalmente a Estados Unidos, pero Europa viene detrás y ningún sector escapa. El de la construcción con Caterpillar, el de la industria farmacéutica con Pfizer, el de la la banca con ING, el de las telecomunicaciones y el de la electrónica, por último, deberán buscar alternativas para sacar la cabeza del agua. Y no sera fácil.

Análisis del economista Francisco Paniza, de la London Schools of Economics

Crisis política en Islandia

En otro capítulo de la crisis económica mundial, anotar que el primer ministro islandés Geir Haarde anunció este lunes su dimisión y la de su Gobierno. La coalición formada por el Partido Socialdemócrata y por el Partido de la Independencia, la formación de centro derecha del primer ministro, tuvo que ceder ante la presión de la opinión pública, que pedía cuentas al Gobierno por su desastrosa gestión de la crisis bancaria que ha puesto financieramente de rodillas a esta isla del Atlántico Norte poblada por 320.000 personas.

Hasta hace poco próspera gracias a una economía basada en la industria de la pesca, Islandia sufrió en los últimos años una transformación radical de su estructura económica, que se convirtió -siguiendo el modelo británico- en esencialmente financiera. La crisis financiera mundial, y la consiguiente debacle de los bancos, ha traído abajo este modelo, convirtiendo a esta isla en la primera víctima del sistema, con una economía al borde de la bancarrota y una inflación del 20% anual. El desempleo, que era inexistente hace sólo pocos meses, afectará este año, según las previsiones, al 7,8% de la población activa.

En octubre pasado, el Gobierno había tomado el control de los tres principales bancos del país para paliar su falta de liquidez y salvarlos de la bancarrota, pero la ola de despidos y las pérdidas sufridos por los ahorristas indignó a los islandeses, quienes, tras varias semanas de movilización han conseguido que el Gobierno asuma la responsabilidad de sus errores. Geir Haarde anunció el viernes que habrá elecciones anticipadas el 9 de mayo próximo, 2 años antes de lo previsto.