Artículo publicado el 15/08/2006 Ultima actualización el 15/08/2006 13:58 TU
El ministro francés de relaciones exteriores, Philippe Douste-Blazy viaja nuevamente al Líbano, pero esta vez no se trata de negociar un acuerdo de cese de las hostilidades, sino la formación y el mandato de una fuerza internacional que garantice el mantenimiento de la paz. En el Líbano opera desde 1978 un contingente internacional de 2,000 soldados, la Finul, actualmente bajo jefatura del general francés Alain Pellegrini. Su tarea es ayudar al gobierno libanés a ejercer su autoridad en la región. Pero su impotencia ha vuelto a ser confirmada por cinco semanas de violencias. La resolución 1701 de la Onu, que puso fin al conflicto, reiteró su mandato en el Sur del Líbano, actualmente ocupado por el ejército israelí. La resolución exige también el desarme de la milicia chiíta Hezbolá, que Israel considera un grupo terrorista, pero que el presidente de Líbano, Emile Lahoud, ha declarado parte integrante del pueblo libanés. El gobierno del Líbano espera que la nueva versión de la Finul ayude a la instalación de su ejército regular en el Sur del país, pero Israel se niega a retirarse mientras queden en esa región milicianos y estructuras de Hezbollá. Aunque la Onu presiona al gobierno francés para que encabece la Finul, el presidente Jacques Chirac ha condicionado la participación de tropas francesas a dos factores: que la nueva Finul posea los medios para cumplir su tarea y que se confirme la participación equilibrada de otros países. Entre los países que podrían integrar la Fuerza se menciona a Italia, España, Finlandia, Australia, Marruecos, Turquía, Indonesia y Malasia. Después de lograr el acuerdo de Washington para detener las violencias, el canciller francés tendrá que conseguir el respaldo de países aliados y amigos.
Por Fernando Carvallo
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