Artículo publicado el 18/02/2010 Ultima reactualización 18/02/2010 10:28 TU
Es un viejo ritual en las relaciones sino-estadounidenses: el presidente norteamericano, sea demócrata o republicano, recibe al dalai lama y desata la ira de China, que denuncia una injerencia en sus asuntos internos. Esta vez, le toca al presidente Barack Obama reunirse con el líder espiritual tibetano.
Como quiere la tradición, el mandatario estadounidense no recibirá al dalai lama en el Despacho Oval, un honor reservado a los jefes de Estado y de Gobierno, sino en el Salón de Mapas de la Casa Blanca y en ausencia de la prensa. Estas reuniones siempre se han celebrado a puertas cerradas, a excepción de 2007, cuando el entonces presidente George W. Bush le entregó la Medalla del Congreso.
Pekín, que acusa al líder tibetano de separatismo, advirtió que el encuentro de este jueves pondrá en riesgo las ya tensas relaciones con Estados Unidos, minadas por tensiones en materia económica y política.
China no ha digerido la reciente venta de armas de Estados Unidos a Taiwán por un valor de 6.400 millones de dólares, al tiempo que Washington denuncia los ciberataques chinos y la cotización del yuan, que considera subvaluado.
El dalai lama, que vive en el exilio en India desde 1959, también se reunirá el jueves con la secretaria de Estado Hillary Clinton.
El portavoz del dalai lama, Tenzin Taklha, indicó el martes pasado que el encuentro con Obama será "una fuerte señal" para China, y mostrará que llegó la hora de resolver el problema de Tíbet.
Obama canceló en octubre su reunión con el dalai lama para no entorpecer su visita a China, que debía desarrollarse un mes después.
El dalai lama defiende públicamente la autonomía tibetana, pero Pekín lo acusa de buscar la independencia. Tíbet es un territorio reivindicado por Pekín desde el siglo XIII y fue ocupado por el ejército chino en 1950.
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17/02/2010 11:12 TU
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