El cardenal Sean Brady, presidente de la Conferencia episcopal irlandesa, durante una rueda de prensa en el Vaticano consecutiva a la reunión de los obispos irlandeses y el papa el 15 y el 16 de febrero de 2010

"Hechos, no palabras", esto es lo que reclaman las víctimas de los abusos sexuales perpetrados por curas irlandeses. De hecho, el pleno episcopal irlandés está reunido desde ayer en el Vaticano con el papa Benedicto XVI, encuentro que es consecuencia directa del escándalo desatado en Irlanda en noviembre último, cuando dos informes judiciales respaldaron las denuncias contra un grupo de sacerdotes que, cubiertos por su jerarquía, abusaron de centenares de niños huérfanos y de monaguillos durante por los menos los últimos 25 años.

Las declaraciones de John Kelly, fundador de la asociación Sobrevivientes Irlandeses de Abuso Infantil (SOCA por sus siglas en ingles), buscan hacer reaccionar a la cúpula de la Iglesia, que si se exceptúa un pedido papal para que los obispos "ayuden a restaurar la credibilidad moral y espiritual de la Iglesia afectada por los escándalos de pedofilia" y decir que lo que ocurrió fue "un innoble crimen", poco ha hecho para restaurar la confianza de sus feligreses.

"El pueblo irlandés y las víctimas esperamos acciones firmes del papa para que pueda restaurar el honor en la nación irlandesa, tan dañado por estos escándalos de los llamados príncipes de la Iglesia", dijo Kelly.