En un feudo del Hezbolá

Baalbek, segundo frente de crisis libanés

Artículo publicado el 01/09/2006 Ultima actualización el 01/09/2006 10:03 TU

Vista general de Baalbek.
Foto: Eduardo Febbro/RFI

Mientras la reconstrucción se prepara en el Líbano, mientras las tropas internacionales comienzan a desembarcar en el sur del país, en el valle de la Bekaa y en su capital, Baalbek, las cosas transcurren mucho más lentamente. Esta región fronteriza con Siria fue muy golpeada por los bombardeos israelíes. Lejos del control internacional, allí se jugará, quizás, la guerra o la paz.

Baalbek se queda en silencio mientras escucha el llamado a la plegaria de las cinco de la tarde. En silencio y también casi desierta: la gente ha huido por la guerra y aún no se anima a regresar. Baalbek, nombre mítico en el conflicto de Medio Oriente, bastión del movimiento chiíta Hezbolá, ciudad ubicada en el valle de la Bekaa, tierra de posiciones radicales situada al noroeste del Líbano. En la llamada "línea invisible", la frontera con Siria. Invisible por imprecisa, porque, según los argumentos de Israel y algunos servicios secretos occidentales, por allí ingresan las armas que alimentan parte de este conflicto, o sea, las armas del Hezbolá. Baalbek tiene 125 mil  habitantes y dos religiones que se codean: la musulmana chiíta y sunita con sus mezquitas de cúpulas azules, la cristiana y los célebres templos romanos construidos seis siglos antes de Jesucristo. Templos.

En Baalbek la guerra hizo muchos estragos. Es el segundo frente de crisis que tiene el Líbano. El primero está en el sur, en la frontera con Israel. El segundo está aquí, en la frontera con Siria. Cada vez que ambos países invadieron el Líbano lo hicieron por el sur o por el oeste. Los líderes locales del Hezbolá, movimiento político y religioso que domina toda la región, se expresan sin diplomacia: el último capítulo del conflicto israelo-libanés estalló luego del secuestro de dos soldados israelíes por parte del Hezbolá. Haj Ahmed Raya, responsable del partido chiíta en Baalbek, afirma que ese secuestro es legítimo porque se "trata de un derecho de la guerra".

Estas expresiones duras no representan del todo a Baalbek, su extraña serenidad, su historia y las paradójicas corrientes confesionales que la recorren. De esa Baalbek histórica, política y religiosa, el doctor Eschal Hussein habla con amor y lucidez. "Acá hay de todo y siempre nos hemos llevado bien a pesar de la guerra, que no es entre nosotros, sino con nuestros vecinos".

Por Eduardo Febbro, enviado especial de RFI al Líbano