Asistir a un desfile de Loewe es como participar en una fiesta familiar en la que todos se llevan muy bien. Los VIP (miembros de la nobleza, artistas, reinas de belleza y otras personalidades) van llegando de la manera más natural, sin protección, al menos aparente. El bullicio de las conversaciones invade la sala mientras, entre besos y abrazos, los periodistas realizan su trabajo con tranquilidad.  Los españoles del jet-set siempre están dispuestos a dar alguna declaración y posan con naturalidad para las fotos. Todo ese mundo latino se reunió el miércoles 4 de octubre,  en el Museo del Hombre de la Plaza de  Trocadero de París, para admirar la colección primavera-verano 2007 de José Enrique Ona Selfa, director artístico de Loewe.

Fiel a la marca, la propuesta de ese belga de origen andaluz, casi toda en blanco, pone énfasis en el trabajo del cuero, esta vez repujado con sobriedad.  Logra que la piel sea ligera, casi con la textura de una tela, lo que permite una caída suave, natural y elegante. Los vestidos y las faldas son muy cortos, como los shorts, que también  figuran en la colección. Cuando el diseñador utiliza estampados, opta por flores grandes en colores discretos.  Para la noche, un traje de cuero blanco se ilumina con motivos impresos plateados. Las sandalias, de plataforma y tacón muy altos, están decoradas con perlas blancas grandes. 

Al final del desfile, en el backstage, José Enrique Ona Selfa acogió con humildad las felicitaciones y los abrazos de  todos los people. Entre ellos, la princesa Beatriz de Orleáns, Jaime de Marichalar, duque de Lugo e Yves Carcelle, presidente de Louis Vuitton.  Desde 1996, Loewe pertenece al grupo francés LVMH, el primer holding de lujo del mundo.

Por Silvia Celi