Negro y blanco, tweed, cadenas y perlas.  Más Chanel, imposible. Karl Lagerfeld siempre respeta los códigos de esa gran casa de costura creada en 1914 por Coco Chanel. Pero, respetar códigos no es incompatible con modernidad. Allí reside el genio de ese diseñador y, al mismo tiempo,  explica que la tendencia de la mini haya sido una constante en la colección primavera-verano 2007, presentada en el Grand Palais.

El desfile comenzó con una serie de vestidos, negros y blancos.  Batas blancas con botones y cinturón, trajes de baño, baby-dolls, trajes globo y túnicas. Todos mini y ornados con joyas y detalles dorados. Las sandalias, altísimas, combinan en algunos modelos el plateado y el dorado en la plataforma. Otra opción: más deportiva, con rayas, tiene una línea menos estructurada. Una serie de trajes para la noche, ligeros, muy refinados y elegantes, se combinan con bolsos de fiesta pequeños y zapatos de bailarina. Los conjuntos con chaqueta no fueron olvidados. El famoso tejido “tweed” de Chanel se ve realzado con cadenas doradas en el cuello y en la cintura. La transparencia tampoco falta. Como muestra,  una camisa con cuello alto, muy sexy. Esta colección juvenil, es el resultado de una sabia combinación de la tradición de Chanel y de todos los elementos del mundo de hoy.  

Por Silvia Celi