Bajo una carpa negra situada en el Bois de Boulogne, el diseñador británico John Galliano celebró este lunes los 60 años de Dior y su décimo aniversario como director artístico de esta casa de costura. En un ambiente en el que se mezclaban elementos nipones y la magia de "Madame Butterfly", la ópera de Giacomo Puccini, esbeltas geishas lucieron 45 modelos que combinan la elegancia de Dior y las pinceladas que caracterizan a Juan Carlos Antonio, nombre de pila de este excéntrico personaje nacido en Gibraltar de padre inglés y madre española.

John Galliano utilizó la técnica japonesa del origami para realizar vestidos-kimono que flotan y se doblan como el papel. Las telas, pintadas a mano, o con bordados de flores y pájaros, combinan lino y rafia o seda.

En algunos modelos las faldas adquieren volúmenes impresionantes: por debajo de la rodilla los trajes de cocktail; para los trajes de noche las telas llegan a los tobillos. Pero en algunos modelos domina la asimetría: el traje es más corto por delante y llega hasta los talones por detrás.

Los colores oscilan entre el verde pistacho, el rosa Dior y el blanco, entre los tonos delicados; y otros más fuertes como un vino tinto digno de la mejor cosecha de un burdeos.

Galliano, que ama el espectáculo, salió a saludar a un público mayoritariamente "VIP" ostentando un traje que recordaba al mismo tiempo al emperador Napoleón y a Pinkerton, el protagonista masculino de "Madame Butterfly" que indujo al suicidio a su esposa japonesa.

Ninguna de las geishas se suicidó, pero la imponente ovación que el público consagró a John Galliano quizás ensordeció a más de una.

Un espacio de Silvia Celi