Artículo publicado el 30/01/2007 Ultima actualización el 30/01/2007 12:01 TU
La semana de desfiles de Alta Costura Primavera-verano 2007 finalizó ayer en París.
Se podría decir que la colección más original fue propuesta por el francés Jean-Paul Gaultier, inspirado por la gracia espiritual. Los modelos, amplios o entallados, lucían detalles que recuerdan las imágenes religiosas, como un vestido ajustado al cuerpo estampado con el rostro de una Virgen.
Otro diseñador, Franck Sorbier, inspirado por temas existenciales presentó sus modelos como retablos barrocos: un esqueleto dorado dando la mano a una modelo vestida con un elegante traje largo, negro, que dejaba los hombros desnudos. Una Madona con su Niño representaba el tema religioso. Y la vida era expresada esta vez por una rubia con un bebé en los brazos, tan elegante como la supuesta madre.
El espectáculo más vistoso, según la opinión general, fue el de John Galliano, que celebró los 60 años de Dior y su décimo aniversario como director artístico de esta prestigiosa casa con una colección inspirada en Japón.
La continuidad pudo apreciarse en la colección de Chanel, creada una vez más por Karl Lagerfeld quien desde 1983 cumple religiosamente con la misión de mantener el espíritu de mademoiselle y adaptarlo a las nuevas generaciones.
Pese a que cada diseñdor fue fiel a su estilo, se desgajan algunas tendencias. La anatomía se muestra, los hombros se desnudan y la piernas aparecen a través de cortes longitudinales o simplemente gracias a la escasa tela empleada en muchos modelos. Los encajes, los bordados y el strass refuerzan su presencia. Pero lo más novedoso es el retorno de los cinturones, en el talle o debajo del busto, y los lazos, muy grandes, se destacan como un detalle indispensable.
Un espacio de Silvia Celi
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