Artículo publicado el 15/02/2007 Ultima actualización el 15/02/2007 13:42 TU
“No utilicé receta. Hice lo que me salió del corazón”. ¿Y qué le salió del corazón a este diseñador que supo imponer su fantasía meridional en la Alta Costura?... El siglo XIX y Henri de Toulouse-Lautrec, uno de los pintores más famosos de la segunda mitad de ese siglo, combinados con el grafismo, los lunares, las telas pintadas a mano. Los colores, las flores… sus amores de infancia.
Lacroix reanuda con la extravagancia, pero de manera controlada. Como ejemplo, un vestido corto, amplio, dorado, como una pieza de oro repujada, pero con un corte muy puro.
Los trajes de noche reproducen sus croquis. Esos croquis que, según afirma el costurero, “adora reconocer en la pasarela”. Las modelos que lucen vestidos largos, en telas fluidas, unicolores: amarillo, rosado, parecen dibujos vivientes.
Pantalones y boleros españoles, vestidos con faldas burbuja y volantes, combinan el negro y el blanco que, pese a su amor por el color, Christian Lacroix no desdeña.
La novia, de blanco virginal, lucía aún más alta gracias a un tocado muy voluminoso de flores de plata y cristales.
Un espacio de Silvia Celi
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17/02/2010 11:12 TU
17/02/2010 10:47 TU
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