Modelo de la colección Alta Costura de Jean-Paul Gaultier, otoño/invierno 2007-08.
(Foto: Reuters/Philippe Wojazer)
Jean-Paul Gaultier, que sorprendió reemplazando el tradicional vestido de novia por un novio, presentó su colección ante un gran trono carmesí y dorado. Con las cabezas coronadas, las mujeres de Gaultier se visten tanto con trajes de empaque militar, con hombreras y botones dorados, como con fastuosos vestidos de hombros anchos acompañados de pieles voluminosas. Incluso la gabardina está bordada con motivos dorados y lleva charreteras. Las chaquetas con cuello de oficial se utilizan con pantalones ajustados y botas, o grandes pantalones masculinos con pinzas. Medallas ensanchan las mangas, túnicas de marajás ricamente brocadas se acompañan con turbantes de plumas. El modelo "príncipe de gales" se compone de una falda-pantalón de paño de lana y muselina príncipe de gales. Un largo y estrecho vestido negro tiene charreteras integradas, cuyos flecos se alargan hasta los puños. Mangas de zorro blanco con matizado de azul adornan un conjunto floreado. El diseñador, que reivindica su gusto por las pieles, propone también un doble bolso-manguito de zorro blanco, con cabezas de zorros a ambos lados.
Modelo de Alta Costura otoño/invierno 2007-08, creación de Pascal Millet para Carven.
(Foto: Reuters/Jean-Paul Pelissier)
Pascal Millet, que afirma haberse inspirado de la música de Erik Satie, propone para Carven una silueta años 20, con leves túnicas y vestidos vaporosos de talle bajo, de fino terciopelo, seda o muselina, que se anudan con anchos cinturones en las caderas. A menudo el ruedo de las faldas es asimétrico. Las chaquetas y abrigos son de cachemira o paño de lana, a veces finamente bordados y con detalles de pieles. Un paletó con puños de chinchilla cubre un elegante vestido-pantalón gris. Un abrigo negro bordado lleva el cuello de visón blanco. Para la noche, Millet imagina originales superposiciones de materias finísimas: un largo vestido de crepé de seda marfil se cubre con una túnica de tul negro, un pantalón de raso claro se usa bajo un chaleco de encaje negro que se alarga en la espalda y cae como una capa, un vestido-busier de organza negro y falda ensanchada en pétalos se combina con un chaleco de encaje bordado. La paleta se reparte entre el negro, el marfil y los tonos ténues -gris perla, rosa viejo, beige visón- a los que los anchos cinturones ponen un contraste verde anís o violeta.
Modelo de Franck Sorbier Alta Costura otoño/invierno 2007-08.
(Foto: Reuters/Benoit Tessier)
Frank Sorbier no presentó esta vez un desfile propiamente dicho, sino una suerte de exposición viva en la que las modelos lucían sus prendas cada una en una cabina con un nombre evocador: "Tiempo de fado" para un vestido trapecio de tafetán negro con volantes festoneados y rebordados, "Tiempo de un sueño", para un abrigo con capucha de cintas de organza negras y blancas deshilachadas, "Tiempo de un estremecimiento" para un body con cola de tafetán crudo y tul negro drapeado, que se luce solamente con guantes y medias negras de redecilla. Sorbier concibe su colección como un "paseo por el París eterno" con una "pizca de nostalgia". El diseñador, experto en el maleado y la combinación de materias, propone también esta vez preciosos encajes y cruces sorprendentes, como una delicada camisa de guipur pintada de índigo y combinada con una larga y amplísima falda de jean con apliques. Un vestido bordado enteramente de lentejuelas diminutas para formar un dibujo de mariposa, se cubre con un levísimo abrigo de organza color miel. Para las noches de gala propone un largo vestido negro de encaje, un vestido de anchísima falda rosa adornado con un ave de organza en el escote, o un vestido de organza blanca aglomerada, que se luce con un chal de tul negro rebordado.