Cine

"Telépolis", brillante película muda del siglo XXI

Artículo publicado el 31/01/2008 Ultima actualización el 31/01/2008 15:11 TU

En el sumario: dos estrenos de relieve en Francia: “Telépolis, la antena”, película del director argentino Esteban Sapir, que podemos definir como una insólita y brillante película muda del siglo XXI, y “Sweeney Todd”, de Tim Burton, comedia musical de horror en la cual la estética gótica y sombría se impone al romanticismo, mostrando una vez más el indudable genio del realizador norteamericano.

Nuestro invitado es hoy el director argentino Esteban Sapir, que firma aquí su segundo largometraje de ficción, once años después de su ópera prima “Picado fino” y tras un largo paréntesis en el cine publicitario.

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"Telepolis" de Esteban Sapir

"Telépolis, la antena” es una encantadora sorpresa que nos llega de Argentina. Está firmada por Esteban Sapir, al que descubrimos con interés en 1996 con “Picado fino”, su primer largometraje seleccionado en los festivales de Berlin y La Habana.

Cinco años ha trabajado Sapir en este nuevo proyecto que fue terminado por fin en 2007 y que llega ahora a las pantallas de Francia. La idea muy original encuentra su inspiración en clásicos como “1984” o “Farenheit 451”, pero en nuestro siglo XXI, es decir, en un mundo en el que la televisión se ha convertido en una dictadura a través del poder hipnótico de la imagen. Un mundo en el que la televisión no cesa de emitir programas para controlar la opinión pública y someter a la población. Televisión omnipresente, que, tras privar a la población de su voz, se dispone a privarla de las palabras para mejor reciclarlas en su siniestra cadena de alimentación. Pero una madre, única voz y cantante de esa televisión y su hijo ciego son los únicos que tienen todavía la posibilidad de combatir la hipnosis. Esteban Sapir construye así una poética alegoría en la que el joven ciego será el mesías que libere a esa población sometida con el apoyo de una familia, único reducto de la resistencia al régimen totalitario.

Con mucha imaginación y buen uso de símbolos y metáforas, el cineasta argentino pone así en tela de juicio en esta fábula la implicación de los medios informativos en la manipulación política y opta por un tratamiento de la imagen en blanco y negro y por el recurso a los rótulos, como en el cine mudo, para mejor expresar esa pérdida de libertad, esa extinguida voz de una población sometida por la dictadura televisiva. Las referencias cinematográficas son múltiples y están muy bien digeridas. Sus decorados nevados nos hacen pensar en “La quimera del oro” de Charles Chaplin, pero también en “Horizontes perdidos” de Frank Capra. Su mundo futurista es una sabia mezcla de “Metrópolis” de Fritz Lang, con “Los tiempos modernos” de Chaplin. Mientras que la amenza totalitaria nos recuerda películas como “1984” de Michael Radford, basada en la novela de George Orwell, o “Farenheit 451” de François Truffaut, adaptación de la obra de Ray Bradbury. Esteban Sapir ha visto sin lugar a dudas mucho cine y lo ha digerido muy bien, pues sabe evitar la caricatura y el pastiche al construir esta brillante e insólita película muda del siglo XXI. En su casting: Valeria Beruccelli, Alejandro Urdapilleta, Julieta Cardinali y Rafael Ferro.

Johnny Depp y Helena Bonham Carter en una escena de "Sweeney Todd" de Tim Burton.

"Sweeney Todd"

De los estrenos en Francia destaquemos también “Sweeney Tood” (“El diabólico barbero de la calle Fleet”) del norteamericano Tim Burton, que muestra una vez más -si falta hacía- su indudable talento y su alucinante imaginación al construir esta comedia musical gótica de horror. Las referencias cinematograficas y literarias de Tim Burton son también múltiples y variadas al relatar esta historia de una venganza que nos hace pensar en grandes clásicos como “El conde de Montecristo”, pero revisitado en la salsa del cine de horror estilo el muy londinense “Jack el destripador” y en la Inglaterra de Charles Dickens. Por sus decorados y sus hallazgos visuales, sus referencias son asimismo una sabia mezcla de los decorados de la RKO en las películas de horror de Val Newton con la comedia musical francesa a la Jacques Demy. Ecléctico cinéfilo y brillante cineasta este Tim Burton, que sabe obtener un resultado original e inesperado.

Burton, autor entre otras películas de “Batman”, “Eduardo manostijeras”, “Big Fish”, o “Charlie y la fábrica de chocolate”, se ha afirmado como el más original y brillante de los directores norteamericanos en el género fantástico. Con “Sweeney Tood” tiene la osadía ahora de penetrar a través del horror en el género de la comedia musical, terreno vedado de historias románticas y cuentos de hadas. Tim Burton nos ofrece un relato de tono azul oscuro, tendiendo a negro, con algunos escasos brillos de color, en el cual el romanticismo de una clásica historia de venganza es triturado por el horror de una lógica implacable de violencia: quien a hierro mata a hierro muere, como dice el refrán.

La pareja protagónica es excelente. Johnny Depp interpreta con brío y canta él mismo las canciones de su personaje: un diabólico barbero que escapando a su prisión regresa a Londres para vengarse del hombre que provocó su ruina familiar y se apoderó de su hija. Su alianza con una atroz y sensual pastelera interpretada por Helena Bonham Carter (compañera de Tim Burton en la vida real) le permite organizar una terrible y carnívora venganza, con diálogos y canciones no exentos de humor negro. Como Eduardo manostijeras, Sweeney Tood tiene en la prolongación de sus manos la herramienta con la que asesina con menos poesía y más horror, sus afiladas navajas de afeitar.

“Sweeney Tood” es una de esas producciones hollywoodenses como le gustan a este humilde crítico, es decir, una donde gracias al talento de un cineasta autor se sabe escapar a los propios cánones definidos y reglamentados por la dulzona e insípida industria de Hollywood. Thanks, Mister Burton!