Artículo publicado el 02/02/2009 Ultima reactualización 02/02/2009 12:23 TU
El clásico dossier en el que se describen los trajes y que, habitualmente cada invitado encuentra en su asiento, prometía una colección inspirada en Japón. No obstante, lo único japonés eran algunos cinturones de kimono, muy logrados, y la extrema palidez de las esqueléticas modelos. Los tonos claros: beige, marfil, gris perla, lavanda, acentuaron el aspecto enfermizo de las maniquíes que parecían flotar en los vestidos. Nada que ver con la belleza oriental, a pesar de los bordados y de los numerosos metros de tela que Elie Saab emplea en sus creaciones. Si las chicas hubiesen estado más rellenitas, probablemente la colección habría quedado más lucida.
Por Silvia Celi, enviada especial
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