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La caída del Muro de Berlín

La construcción

Artículo publicado el 03/11/2009 Ultima reactualización 03/11/2009  12:58 TU

El domingo 13 de agosto de 1961, los alemanes de Berlín descubrieron azorados el cerco, primero hecho con alambre y en las semanas siguientes en concreto.

Berlín fue dividida en cuatro sectores al fin de la Segunda Guerra Mundial.(D.R.)

Berlín fue dividida en cuatro sectores al fin de la Segunda Guerra Mundial.
(D.R.)

Después de la Segunda Guerra Mundial y tras los acuerdos de Yalta de 1945, Alemania fue ocupada por los países aliados victoriosos. La portentosa nación quedó dividida en cuatro zonas: estadounidense, británica y francesa al Oeste, soviética al Este. Berlín, capital del antiguo Reich (situada en zona soviética) también fue dividida en cuatro.

Entró en vigor un sistema de comercio entre Este y Oeste. Los occidentales optaron por el deutshe mark como moneda común pero  en 1948 quisieron introducirla también al Este, contra la voluntad de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS). Ese fue el pretexto para que surgiera lo evidente, lo que estaba en juego eran dos modelos opuestos: comunismo y capitalismo.

La URSS prohibió toda circulación entre las zonas occidentales de Berlín y Alemania del Oeste. El jefe de las fuerzas armadas estadounidenses (en Alemania) ordenó la creación de un puente aéreo para abastecer a los dos millones de berlineses occidentales. El presidente Harry Truman fue claro: “Estamos en Berlín y nos quedaremos aquí”.

El puente funcionó casi un año, mientras la hostilidad iba en aumento. 

En 1949 el gobierno alemán (de las zonas occidentales) adoptó una ley que dio nacimiento a la República Federal Alemana (RFA). En respuesta, la URSS creó la República Democrática Alemana (RDA).

Alemania quedó dividida en dos, aunque preservó varios puntos de tránsito por los que pasaba la gente para ir a trabajar, realizar negocios o visitar familiares. Esa condescendencia se convertiría más tarde en su talón de Aquiles, a decir de algunos analistas.

Se calcula que entre 1945 y 1961 más de 3,5 millones de personas abandonaron definitivamente Alemania del Este. “En general gente joven y altamente calificada, lo que representaba una amenaza para la economía de la RDA”, según Edgard Wolfrum, historiador y autor del libro “El muro en la memoria”.

Al ver el éxodo alemán, Moscú empezó a cuestionarse sobre lo que pasaría con Polonia y los otros países comunistas de Europa del Este. Walter Ulbricht, hombre fuerte de la RDA, temía que la hemorragia migratoria se interpretara como fracaso ideológico del comunismo y pedía la intervención urgente de Nikita Khrouchtchev, secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). 

Tras imaginar varios proyectos de contención, el 6 de julio de 1961 se tomó la decisición. La RDA tenía ya parte del material: toneladas de alambre de púas, piedra y postes, además de una multitud obreros. El plan se mantuvo en secreto absoluto hasta el mes agosto cuando empezó la construcción del denominado Muro de Protección Antifascista.

El domingo 13 de agosto, los alemanes del Este descubrieron con azoro el cerco, primero hecho con alambre y en las semanas siguientes en concreto. Las autoridades amurallaron 69 de los 81 puestos de paso y cerraron 13 estaciones del metro. De cada lado del Muro se reorganizó la distribución de gas, agua y electricidad.

El Muro estaba en pie y la reacción occidental tardó en llegar. La construcción fue sorpresiva pero también había consciencia de las consecuencias de un nuevo conflicto bélico. Era preferible un muro a una nueva guerra.

El canciller de Alemania Occidental, Konrad Adenauer, viajó a Berlín sólo diez días después y desde ahí llamó a la población a “conservar la calma”.

Para Edgar Wolfrum, Occidente también calló porque “conservaba sus tropas en las regiones que controlaba, no se impedía el acceso de los aliados a la parte occidental de Berlín y se terminaba asi el bloqueo de un año”. 

Poco a poco, la apelación de “Muro de la verguenza” utilizada por los detractores de Berlín Oriental llegó a Estados Unidos. El presidente John Fitzgerald Kennedy utilizó el mismo calificativo durante un discurso en el Congreso. Y en junio de 1963 pronunció en Berlín Occidental la célebre frase “soy un berlinés”, en solidaridad con los alemanes del Este.

El primer incidente serio entre las dos Alemanias se produjo cuando guardias de la RDA impidieron el paso a soldados estadounidenses que querían ir al sector soviético. Durante tres días, blindados estadounidenses y soviéticos se situaron de cada lado del muro.

El incidente terminó con el retiro de los carros de asalto. Nadie quería activar una escalada de violencia que muy probablemente terminaría en guerra nuclear. Paradójicamente, ese enfrentamiento explosivo desembocó en el mayor periodo de paz del continente europeo.

Por Auxilio Alcantar

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