Artículo publicado el 03/11/2009 Ultima reactualización 03/11/2009 13:13 TU
Franquear el muro era una decisión de alto riesgo. El periplo por la libertad costó la vida a más de 1.245 personas, a pesar de ello 235.000 lograron huir de Alemania del Este entre 1961 y 1989.
La "zona de la muerte" era el área trazada entre los dos muros de seguridad.
(Foto: Mauricio Latorre/RFI)
El Muro estaba en realidad compuesto de dos murallas, una del lado occidental ( rampas de hormigón) y la otra del oriental (cerco de alambre de púas). Entre las dos murallas un espacio de 100 metros de ancho donde se situaban: el mirador, un enrejado gigante con alarma, púas activadoras de ráfagas de luz, pistas de perros policía, calles de patrulleo motorizado, zanjas ocultas para impedir el paso de los autos y la famosa “franja de la muerte” con dispositivos de tiro automático.
Atravesar el muro significaba sortear la muerte. A pesar del riesgo, cerca de 235.000 personas lograron huir de Alemania del Este, entre 1961 y 1988. Los más temerarios echaron mano de su imaginación: ideaban escondites en autos traficados, inventaron papalotes con motor, submarinos miniatura, globos aerostáticos y hasta cavaron un túnel con las manos.
Los historiadores siguen investigando, pero hay cierto consenso en que --por lo menos-- 1.245 personas murieron en el intento de pasar. Cerca de 140 personas habrían sido acribillas al pie del muro y más de 60.000 condenadas por intento de fuga.
En la RDA mucha gente se decía exhausta. A causa del muro 63.000 berlineses habían perdido su trabajo en el Oeste y miles de familias se hallaban separadas. El gobierno había nacionalizado las empresas privadas para dar prioridad a la industria pesada y a las cooperativas agrícolas, pero la economía no avanzaba.
Berlín Occidental se había convertido en vitrina de la modernidad mientras que la parte Oriental se hundía. La RDA no tenía divisas convertibles (deutsche mark o dólar) y se mantenía a flote gracias a un préstamo que antaño le había otorgado Alemania Occidental.
La población sabía que el nivel de vida era mejor en el Oeste y que la libertad de expresión también era mayor. El gobierno había erigido un muro físico pero no logró sacar del aire las ondas hertzianas. La gente miraba la televisión y escuchaba la radio del Oeste.
En 1985, con la llegada de Mijail Gorbatchov a la cabeza de la URSS la esperanza de cambio resurgió en Alemania del Este. Empero, el gobierno de Erick Honecker rechazó cualquier reforma y acentuó la represión.
Las solicitudes para salir del país, por vía legal, aumentaron. Entre 1972 y 1988 se habían registrado 129.000 pedidos. A partir de 1989 la presión aumentó de manera vertiginosa. Entre enero y septiembre, 161.000 ciudadanos de la RDA solicitaron su salida definitiva. El gobierno parecía incapaz de contener el flujo migratorio.
Por Auxilio Alcantar
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