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La caída del Muro de Berlín

La noche del 9 de noviembre

Artículo publicado el 03/11/2009 Ultima reactualización 05/11/2009  15:29 TU

Un error o lapsus contribuye a la caída del Muro de Berlín. Esa noche, el mayor símbolo de la guerra fría se derrumbó.

Berlín: la caída del Muro en 1989.(Wikipedia)

Berlín: la caída del Muro en 1989.
(Wikipedia)

En un intento por calmar a la población,  y consciente de la necesidad de un cambio, el SED destituye (el 18 de octubre de 1989) a Erich Honecker y coloca en el cargo al que ya se perfilaba como su delfín, Ergon Krenz.

Mucho más conciliador, Krenz evocó inmediatamente la posibilidad de un giro en la política, reconoció algunos errores del Estado y declaró una amnistía para los “fugitivos”. Empero, sus esfuerzos quedaron en punto muerto, y tampoco ayudó el precipitado nombramiento de un “gobierno reformado”. En el país reinaba la confusión.

La caída del uro no fue planificada. Gunter Schaboswki, miembro del buró político del SED, ofrecía una conferencia de prensa tevisada para explicar las últimas decisiones del consejo de ministros: se dejaría salir a los ciudadanos sin que explicaran los motivos del viaje y se asignaría una visa para los que quisieran volver.

Sin embargo, por nerviosismo o  lapsus se equivocó y anunció: “Decidimos adoptar un reglamento que permitirá a cada ciudadano de la RDA viajar al extranjero por todos los puestos fronterizos de Alemania del Este”. Incrédulos los periodistas le preguntaron ¿eso significa que el muro queda abierto a partir de cuándo? Shabowski, titubeante respondió: “Inmediatamente”.

La noticia corrió como pólvora. En pocas horas, miles de personas se aglutinaron en los puestos fronterizos. Los guardias, sorprendidos e indecisos, sólo dejaban pasar a los alemanes del Este que tenían pasaporte. Pero ante la avalancha de gente terminaron por dejar pasar a todo el mundo, y a la medianoche abrieron todas las barreras de la ciudad.

La población gritaba de alegría, bailaba, cantaba. Se improvisó una gigantesca marcha con velas, los fuegos de artificio centellaban en el cielo. Las calles estaban repletas de gente. Esa misma noche y con sus propias manos, los berlineses comenzaron a demoler el Muro. A la mañana siguiente, la fila de autos provocó kilométricos embotellamientos.

La desaparición oficial del Muro se decretó el 22 de diciembre, pero fue la noche del 9 de noviembre de 1989 que quedó en la memoria, no sólo de los alemanes sino del mundo entero. La caída del Muro permitió a los alemanes del Este pasar al Oeste, marcó el levantamiento de la cortina de hierro y puso fin a la bipolarización del planeta.

Por Auxilio Alcantar

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