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Cumbre del Clima de Copenhague

¡Y ahora, a trabajar!

por Silvia Celi

Artículo publicado el 08/12/2009 Ultima reactualización 09/12/2009  08:48 TU

La cuenta regresiva hacia un compromiso global se activó este lunes en el Bella Center, sede de la Conferencia sobre el Clima.

Los delegados de 192 países comenzaron a negociar seriamente para elaborar un acuerdo de principio antes de la llegada de los jefes de Estado y de Gobierno a la capital danesa la próxima semana.

 


Yvo de Boer, secretario de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático©Wikipedia

Yvo de Boer, secretario de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático
©Wikipedia

"Esta Conferencia será un éxito si se alcanza un acuerdo significativo que entre en práctica el mismo día que culminen los trabajos. La hora de las declaraciones ha terminado. La hora de reafirmar las posturas se ha acabado. Utilicen el trabajo que ya está listo y conviértanlo en actos", declaró ayer durante la inauguración Yvo de Boer, secretario de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático. Estas palabras podrían interpretarse como un tirón de orejas a los 15.000 representantes gubernamentales que participan en la Cumbre sobre el Clima, la más importante jamás realizada hasta ahora.

Dicho de otra manera: ¡paren de hablar y trabajen! Cabe esperar que eso sea exactamente lo que está sucediendo en la capital danesa, donde las horas de sueño diarias serán escasas si se quiere llegar a un acuerdo global, justo y vinculante, capaz de recoger las firmas de todos los líderes mundiales que se darán cita la próxima semana en Copenhague.

Es cierto que las divergencias entre unos y otros auguran negociaciones difíciles.

Para comenzar, las cuotas de reducción de gases con efecto de invernadero (GEI). Un esfuerzo en el que todos los países deben participar pero que plantea algunos inconvenientes, como la responsabilidad del control del cumplimiento de las cuotas. China e India, por ejemplo, rechazan un sistema de control internacional y consideran que son sus propios Gobiernos los que deben encargarse.

Otro tema delicado será la distribución de los aportes financieros de los países del Norte a los del Sur para ayudarlos a enfrentar el impacto del cambio climático. Cómo fijar las sumas destinadas a cada país. Cómo controlar el uso que harán de ellas y quién se encargará de ese control.

Los países productores de petróleo no facilitarán la tarea. Uno de los más importantes, Arabia Saudita, sacó a luz nuevamente la reciente polémica suscitada por la presunta manipulación de datos científicos que exagerarían el recalentamiento de la tierra. El escándalo comprometía, en particular, al Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC). Los delegados sauditas pidieron ayer en Copenhague una investigación internacional para verificar la credibilidad de los datos aportados por los científicos y afirmaron que el "Climategate afectará (..) las orientaciones que serán adoptadas en los próximos días".

"La reaccion saudita no es una sorpresa ", declaró Jean-Pascal van Ypersele, vice-presidente del IPCC y profesor en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. "Todo el mundo esperaba que Arabia Saudita y los demás países petroleros se aprovecharan de este argumento. Los ardides de los países productores de petróleo son inagotables, pero no creo que la polémica reaparezca durante las dos próximas semana", añadió van Ypersele.

Durante la apertura de la Conferencia sobre el Clima, el presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, denunció un intento para desacreditar los trabajos del Grupo. Cualquiera sea la verdad, la semilla de la duda ya está plantada.

Climategate

Así ha sido bautizado el escándalo que surgió a raíz de la publicación en internet, el 19 de noviembre pasado, de una serie de correos electrónicos privados de algunos especialistas en climatología, robados por piratas cibernéticos, en los que se mostraba que ciertos científicos habían complotado para impedir que algunos de sus colegas publicaran los resultados de sus estudios, porque contradecían las alarmantes previsiones sobre el Recalentamiento climático.

Los correos electrónicos incriminados fueron recuperados fraudulosamente en el sistema de la unidad de invesgicación climática (CRU) de la Universidad Britanica East Anglia. Los piratas también recuperaron documentos y archivos que compartieron, durante trece años, los científicos de esa universidad y sus colegas europeos y estadounidenses.

Como resultado de este escándalo, el director de la Unidad de investigación climatica de la Universidad East Anglia, el profesor Phil Jones, decidió suspender sus funciones mientras se realiza una investigación independiente. El caso del Climategate se ha infiltrado en la Cumbre de Copenhague creando la duda sobre la credibilidad de ciertos medios cientifícos.

Arabia Saudita puso el Climategate sobre el tapete, probablemente para utilizarlo en su favor durante las negociaciones.

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