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Elecciones en Nicaragua

Las posibles razones de una victoria

Artículo publicado el 07/11/2006 Ultima actualización el 07/11/2006 13:19 TU

Daniel Ortega el día de su victoria electoral.PJBuffe

Daniel Ortega el día de su victoria electoral.
PJBuffe

Con un poco menos 40 por ciento de los sufragios, Daniel Ortega ganó de manera inapelable las elecciones presidenciales en primera vuelta. Ganó con una amplia ventaja sobre sus dos competidores liberales, Eduardo Montealegre, el candidato de la Alianza Liberal, y José Rizo del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que peleaban en filas divididas.

Uno de los factores decisivos del triunfo del líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha sido esa división de los liberales, fruto de una hábil estrategia que armó Daniel Ortega a través de un polémico pacto con el líder del PLC, el ex presidente Arnoldo Alemán, hoy preso.

Pero Ortega no sólo supo aprovechar la fractura liberal, sino que también logró reformar la ley electoral, en alianza con el PLC, para confeccionarse un traje a medida. Para ganar en primera vuelta estas elecciones, en las cuales Ortega trataba por cuarta vez consecutiva de regresar al poder, ya no necesitaba 45 por ciento de los votos como en 2001, sino 35 por ciento, con una diferencia superior a cinco por ciento sobre su adversario más cercano.

Ahí residió la gran incógnita. A pesar de que todas las encuestas lo ubicaban en el primer lugar de las intenciones de voto, todos se preguntaban si Ortega tendría los sufragios necesarios para cumplir con esas nuevas condiciones, aunque le fueran muy favorables.

Muchos pensaron que no, porque estimaban que el voto duro de los sandinistas correspondía a un 30 por ciento del electorado nicaragüense. Porcentaje que, si bien era un piso, también era un tope para Ortega tomando en cuenta que no podía atraer ningún voto de los liberales y que una parte importante del electorado nunca iba a votar por él. Además, se preveía que el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), disidente del FSLN, le estaría seguramente sufragios. Pero no fue así.

¿Porqué entonces arrasó Ortega? En primer lugar, porque se benefició con la disciplina de los electores sandinistas. Tal vez también porque el caudal del voto duro del sandinismo no había bajado tanto  ­--como se podía imaginar--  desde los comicios del 2001, cuando Ortega obtuvo 42 por ciento de los votos. En segundo lugar, hay que tomar en cuenta los sufragios de un amplio abanico de grupos como los ex Contras, que se integraron a la alianza Unida Nicaragua Triunfa, la plataforma electoral del candidato del FSLN. En este marco, no hay que subestimar las consecuencias del acercamiento del Cardenal Ovando y Bravo hacia Daniel Ortega.

Pero sobretodo, el voto de los jóvenes, que representan más de los dos tercios del electorado, puede haber sido un factor decisivo para permitir la amplia victoria del futuro presidente de Nicaragua. Habilitados a votar a partir de los 16 años, los jóvenes que ejercieron por primera vez su derecho a votar no conocieron la guerra de los años 80, cuando Ortega era presidente. Por lo tanto, no tienen ese rechazo por el pasado que aún expresa gran parte de la sociedad nicaragüense, que sigue estando profundamente polarizada entre sandinistas y anti-sandinistas.

Por Patrick John Buffe, enviado especial a Nicaragua.

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