El catalán Josep Font inauguró este domingo la temporada de desfiles de Prèt-à-Porter, otoño-invierno 2006-2007, en el cabaret parisino “Le Moulin Rouge”. La colección, en la que dominan los colores oscuros, los cuellos altos y el talle ceñido, recuerda las cortes españolas de antaño. Otros modelos, en particular los vestidos con corte Imperio, hacen pensar en  la emperatriz Josefina,  la primera esposa de Napoleón. Este diseñador sigue la tendencia del prêt-à-porter actual: un acabado muy “alta costura”, como se dice en el medio de la moda.  Esta es la primera vez que Josep Font presenta un desfile en la capital francesa.

Otro monumento parisino, el Grand Hôtel, en la Plaza de la Opera, fue el marco del desfile de Balmain.  Esa casa reanuda sus presentaciones de prèt-à-porter con un nuevo director artístico, el francés Christophe Decarnin. El invierno próximo, la mujer Balmain mostrará sus piernas gracias a trajes mini realizados con telas livianas. Las camisetas llevarán agujeros que contrastan con finos bordados en las mangas.  El escote se llevará en la espalda.  El negro, el blanco,  el dorado y  el plateado serán los colores del invierno próximo, según la visión de Christophe Decarnin para Balmain.

Como de costumbre, el Carrousel del Louvre acogió a varios diseñadores. Entre ellos, John Ribbe con una colección ingeniosa, prácticamente toda en blanco y negro, con unas cuatro piezas de color como un vestido en rojo vivo y un abrigo violeta con un corte muy  moderno.  Las damas Ribbe vestirán camisas en muselina.  Pero lo más original en esta colección es que los botones, los cierres o cremalleras y las hebillas pierden, a simple vista, su aspecto utilitario para  convertirse en un ornamento.

También en el Carrousel del Louvre, la joven rusa Alena Akhmadullina,  nos sumergió en los años 20, “les années folles”. Una  época en la que reinaba el optimismo, la mujer fumaba en público y quería estar elegante, pero cómoda en sus atuendos.  Alena Akhmadullina, más que interpretar,  reproduce la moda de esos tiempos.  Los vestidos son holgados, los abrigos tienen cuello amplio que caen sobre el pecho;  incluso los sombreros son fieles al estilo de “los años locos”.  La gran originalidad de esta colección: dos vestidos en piel trenzada. Un trabajo muy fino.

Por Silvia Celi