por Véronique Gaymard
Artículo publicado el 10/12/2009 Ultima reactualización 10/12/2009 10:29 TU
Los diques sirven para evitar la invasión del mar. En la foto uno de los diques Delta, en Holanda
©Wikipedia
Un país que debe tomar medidas importantes frente a las consecuencias del cambio climático es Holanda. Cabe recordar que más de la mitad del territorio de los también llamados Países Bajos se ubica por debajo del nivel del mar y que la lucha contra el agua del mar, de los ríos, de las lluvias, de las inundaciones y del subsuelo constituye un elemento esencial de su historia. “Tenemos un programa gigantesco de adaptación climática para los próximos siglos. Actualmente, nos focalizamos en la elevación de los diques y también en darle más lugar al agua en nuestro territorio. Tenemos una muy larga historia en el ámbito de la adaptación climática y se nos conoce porque somos capaces de vivir en áreas ubicadas por debajo del nivel del mar”, explica Jacqueline Cramer, ministra holandesa del medio ambiente.
El principio fundador de Holanda, precisa Marcel Stive, director científico en la Universidad de Delft, “fue reducir nuestra costa: entre el cierre de los estuarios y la necesidad de conquistar nuevas tierras, redujimos un 25% de ella.” Para ampliarse y ser un país viable desde hace cientos de años los holandeses han recurrido a los famosos pólderes, parcelas situadas bajo el nivel del mar y protegidas por diques. Los atractivos molinos de viento que se encuentran por toda Holanda “sirvieron en su tiempo para bombear el agua de los pólderes hacia los canales y de los canales hacia el mar o los lagos”, subraya Adrienne Van der Saar, encargada de programa en el Ministerio de Transportes, Obras Públicas y Manejo del Agua.
Hoy los molinos son técnicamente obsoletos y sólo sirven como curiosidad turística, ya que para afrontar los retos del futuro Holanda elaboró el llamado Plan Delta. En este marco se construyó, por ejemplo, en 1996, la gran barrera de Maeslankering, en el puerto de Rotterdam, para proteger las tierras de las tormentas venidas del mar y evitar las inundaciones. Por allí pasan cada año unos 80 mil barcos cargueros.
Sin embargo, el Plan Delta, que se dio por concluido en 1997, se ha revelado también insuficiente con vistas a los cambios climáticos por venir, ya que los expertos creen que de aquí a fines del siglo XXI el nivel del Mar del Norte podría elevarse entre 65 centímetros y un metro cincuenta, lo cual haría obsoleta incluso la impresionante barrera de Maeslankering. Otro peligro viene de los ríos, los cuales crecen también con los cambios climáticos y el aumento de las lluvias. Ya hubo crecidas e inundaciones importantes en 1993 y 1995 y para evitar otras se ha creado el programa “Más Espacio para los Ríos”, explica su director, Ingwe de Boer. Ya no se construirán más diques. “Ahora en vez de canalizar las aguas con los diques, se prefiere expandir las aguas. Queremos despolderizar las tierras, es decir, devolverlas a los ríos.” Y en Rotterdam se está construyendo un inmenso tanque en el que se podrá almacenar el agua de las lluvias mientras sea necesario.
Holanda, país rico del norte de Europa, se prepara así para afrontar la peor de las hipótesis científicas: el calentamiento global de 6 grados hacia finales de este siglo.
Entrevistados: Jacqueline Cramer, ministra del Medioambiente de Holanda; Marcel Stive, científico de la Universidad de Delft; Adrienne Van der Saar y Peter Jacobs, del Minsterio de Transportes, Obras públicas y Manejo del Agua; Emma Van den Bosch, guía del sitio de Maeslankering; Ingwe de Boer, director del programa Más Espacio para los Ríos, y Bart Roeffen, de la empresa Deltasync
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