Artículo publicado el 30/07/2009 Ultima reactualización 03/08/2009 09:17 TU
Gustavo Sainz nació en Ciudad de México en 1940 y vivió desde la infancia en estrecha relación con la escritura. “A los diez años, cuando estaba en 4°, hice una revista en mi escuela, luego otras en 5° y en 6° y después en cada año de la secundaria. Dibujaba historietas, escribía cuentos, hacía artículos, y cuando estaba en preparatoria conocí a mis primeros amigos escritores, hoy famosos, como Carlos Monsivais, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco y José de la Colina”, recuerda el autor de novelas como La princesa del Palacio de Hierro (premio Xavier Villaurrutia en 1974) y Compadre lobo.
Además de escritor, Gustavo Sainz ha sido editor en las casas Joaquín Mortiz y Grijalbo, fundador de la colección de libros populares de la secretaría de Educación Pública, Sep setentas, profesor universitario y, entre 1977 y 1981, director del departamento de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes. Desde 1982 reside en Estados Unidos donde es profesor de la universidad de Indiana.
Desde muy joven el autor de Gazapo se fijó un marco para practicar la literatura: “Descubrí que cada escritor debe escribir como es él mismo. Y yo me puse a escribir como un muchacho de la Colonia del Valle, una colonia de clase media idiota, con una lengua que me habían enseñado en la escuela marista y a ser lo más honesto, sincero y directo que pudiera. Y así empecé a hacer mi novela Gazapo.” Desde esa novela inicial, y cuando prácticamente todas las novelas mexicanas eran rurales, el trabajo literario de Gustavo Sainz tomó un camino que puede ser calificado de experimental. Juega con las palabras, utiliza recortes de periódicos, cartas, grabaciones, la televisión, la radio, y cuando no existían aún las computadoras domésticas, escribió una novela informática trabajando dos horas al día en el local de la IBM en México. “Me interesan las cosas que modificaron la vida en el siglo XX”, subraya el director de Transgresiones, revista de literatura y erotismo.
Otras obras de Gustavo Sainz son Paseo en trapecio, Muchacho en llamas, Quiero escribir y me sale espuma y Obsesivos días circulares, su segunda novela, de la cual dice: “Me preocupaba el problema del ritmo de la prosa. Para que la novela tuviera ritmo yo creaba el párrafo en la cabeza, luego lo grababa en una grabadora y después lo escuchaba, y si eso sonaba bien entonces ya lo transcribía.” En el caso de La princesa del Palacio de Hierro destaca: “Para el ritmo de esta novela yo oía discos de mambo y trataba de seguir ese ritmo en la puntuación de la novela. El que no lo sabe no se da cuenta pero sí la siente muy rítmica. También traté de seguir la velocidad de las películas cómicas del cine mudo norteamericano. Y creo que lo conseguí.”
Entrevistado: el escritor mexicano Gustavo Sainz
Un programa de Ivonne Sánchez
Realización: Pilar Pérez
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