por Ivonne Sánchez
Artículo publicado el 18/11/2009 Ultima reactualización 18/11/2009 09:55 TU
“Era un poeta de la prosa”, dice el narrador mexicano Alain-Paul Mallard, gran admirador de la obra de André Pieyre de Mandiargues, escritor francés nacido en París en 1909 y fallecido en esta misma ciudad en 1991. Ganador del premio Goncourt en 1967 por su novela La Marge (El margen), Mandiargues es autor también de La motocicleta y La marea y otras narraciones, obras traducidas al español, como también de Le Musée noir (El museo negro), la serie Belvédère (Mirador) y Feu de braise (Fuego de brasa). “Tiene la reputación de ser un escritor exquisito, amanerado, hermético y con temática erótica. Hay verdad y mentira en estas etiquetas. Hay prejuicios y se cree que es un escritor difícil. En verdad es un artista auténtico: alguien que propone un universo singularísimo”, explica Mallard.
Sibylle Pieyre de Mandiargues, hija habida por el escritor con la pintora Bona, ha dirigido la recopilación de los relatos de su padre para la colección Quarto de las ediciones Gallimard: “era un hombre muy complejo, muy divertido, muy tierno y agradable en la vida cotidiana. Con Bona formaba una pareja surrealista. La suya fue una unión completa. Ella fue muy importante para él, lo ayudó a vencer su timidez. Para él, ella era la mujer más bella, era como la esencia de lo femenino”.
Los primeros textos de Mandiargues traducidos al español fueron publicados en Argentina, en la revista Sur, presentados por Octavio Paz. Y fue precisamente el autor de El laberinto de la soledad quien le sirvió de anfitrión en México, en 1958. Mandiargues y Bona estuvieron en la capital mexicana y recorrieron luego Yucatán, Chiapas y Oaxaca. “Algunos de sus cuentos están ambientados en Ciudad de México, una ciudad recreada a partir de la experiencia vivida. En Palenque escribió uno de sus textos clave sobre México: una visita de las ruinas en la que vemos más sus visiones. Él describe Palenque como el triunfo del artificio rococó cuyo fin primordial es provocar el asombro”, precisa Alain-Paul Mallard. “El encuentro con México le hizo volver a ser poeta, lo sacudió mucho. También fue muy importante para él su encuentro con la pintura mexicana”, añade Sibylle Pieyre de Mandiargues. Esta experiencia fue el tema de la exposición Páginas mexicanas que organizó la Casa de América Latina de París para conmemorar el centenario del nacimiento del autor de La motocicleta.
Entrevistados: el escritor mexicano Alain-Paul Mallard y la cineasta, hija del escritor, Sibylle Pieyre de Mandiargues, que ha dirigido la edición de los relatos completos de su padre por la casa Gallimard
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