por Ivonne Sánchez
Artículo publicado el 27/01/2010 Ultima reactualización 27/01/2010 08:55 TU
Varias publicaciones han puesto en la actualidad la inmensa obra literaria del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, nacido en Montevideo en 1909 y fallecido en Madrid en 1994.
Por un lado, la editorial española Galaxia Gutemberg-Círculo de lectores, ha entregado sus obras completas en tres tomos y, por otro, dos escritores se han ocupado de su obra: el peruano Mario Vargas Llosa en Viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti, y el mexicano Juan Villoro en La máquina desnuda. Éste escribe: “Onetti me interesa mucho porque fue un autor que logró una de las cosas más difíciles en la literatura: crear una estética a partir del desperdicio de historias.”
El crítico uruguayo Jorge Ruffinelli, especialista en la obra de Onetti, precisa que el universo literario de éste es un “mundo urbano a diferencia del de los criollistas. Utiliza elementos de su vida e inventa una ciudad de la imaginación llamada Santa María. Sus temas predilectos son la ambigüedad de las acciones humanas, el amor pero en forma no convencional y la ausencia de seres queridos. Las emociones personales las transfería a sus personajes aunque ninguno de ellos es Onetti.”
“La gente no se da cuenta que mi literatura es una literatura de bondad”, le dijo el autor de El pozo a Ramón Chao, quien lo entrevistara durante tres días en 1989 para la televisión. “Yo no sé escribir mal”, agregó en aquella ocasión, como confirmando anticipadamente lo que piensa Jorge Ruffinelli: “Su estilo no es fácil, es muy personal, difícil de imitar. La estructura de su frase da dolor de cabeza a los gramáticos. Onetti es un escritor para escritores, es muy singular. No le importaba estar en el medio cultural. Es un modelo para los escritores que lo son de verdad.”
Como presenta un mundo lleno de personajes desesperados y atrapados en un destino asfixiante, se ha dicho a menudo que la literatura de Onetti es pesimista. Jorge Ruffinelli no está de acuerdo con esta idea “Onetti no idealizaba la vida, trabajaba sobre los obstáculos de la vida más que sobre la felicidad o la idea falsa de ella. Pero no creo que fuera pesimista en el sentido de no creer en nada, ya que, por lo menos, tenía la religión de la escritura.”
Entrevistados: el crítico uruguayo Jorge Ruffinelli y el escritor español Ramón Chao. Se incluye también un fragmento del narrador y ensayista mexicano Juan Villoro.
Realización: Pilar Pérez
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